24 abril, 2024
Interes General

La justicia procesó a los tres policías que mataron a un remisero en Villa Crespo

Los tres policías de la Ciudad, Daniela López, Beatriz Manzanelli y Ramón Pérez fueron procesados por la Jueza Ángeles Gómez Maiorano, porque consideró que se podría haber inmovilizado a la víctima si dispararle, por lo que podrían llegar a recibir cadena perpetua.

Claudio Romano, remisero, fue asesinado luego de recibir 7 disparos de parte de los policías, la mañana del 1 de octubre, en la calle Malabia al 900, en el barrio porteño de Villa Crespo. Los 3 policías implicados fueron procesados por “homicidio agravado”.

La jueza, luego de ver las imágenes que registraron las cámaras de seguridad de la zona, dijo que  “Se encuentra probado que los tres efectivos policiales -abusando de sus funciones como miembros de la Policía de la Ciudad- abrieron fuego contra la víctima, efectuando múltiples disparos mientras ésta se hallaba herida y tendida en el suelo -sin emitir manifestación alguna pese a lo afirmado por López- contribuyendo de este modo al desenlace final”.

Según lo que puede verse a través de las cámaras de seguridad, Romano se bajó de su vehículo, y se acercó al oficial Pérez, ubicado del lado del conductor del patrullero, donde supuestamente lo hirió en la mano a través de la ventanilla.

Ahí mismo Romano se fue hacia el lado del acompañante donde estaba la agente Manzanelli, quien se bajó inmediatamente del patrullero y le disparó al remisero en 2 oportunidades. En ese momento Pérez, aun dentro del patrullero, le disparó también.

Romano, que ya estaba herido con diferentes cortes en su cuerpo, cayó al piso, pero cuando intentó levantarse Pérez le apunto con el arma y le dijo: “alto, hijo de puta” y en ese instante le dio una patada en la cabeza. Luego de esto le siguieron 5 disparos más.

Además, “Se encuentra probado que los tres efectivos policiales -abusando de sus funciones como miembros de la Policía de la Ciudad- abrieron fuego contra la víctima, efectuando múltiples disparos mientras ésta se hallaba herida y tendida en el suelo -sin emitir manifestación alguna pese a lo afirmado por López- contribuyendo de este modo al desenlace final”, escribió la magistrada, luego de tomar declaraciones a una decena de testigos, observar al menos tres filmaciones de cámaras de seguridad de la cuadra del 900 de Malabia y escuchar las versiones (por momentos contradictorias) de Pérez (39), Manzanelli (41) y López (32) años de edad, respectivamente.

Recreando el hecho se desencadenó cuando Romano, por circunstancias que todavía se investigan dentro de lo que se conoce como “la hora fantasma”, se bajó de su VW Polo que había estacionado detrás del patrullero donde estaban Pérez (al volante) y Manzanelli (acompañante) y atacó al conductor del móvil por un espacio mínimo abierto entre la ventanilla y el marco de la puerta del automóvil.

Por otra parte, la Jueza Gómez Maiorano, consideró que los policías podrían haber reducido a Romano, sin haberlo matado.

“Entiendo que de haber estado verdaderamente preocupadas por la salud del oficial probablemente éstas hubieran atinado a socorrerlo de manera inmediata, situación que evidentemente, no sucede (…) En suma a ello, resulta insoslayable valorar el audio y las transcripciones relativas a las modulaciones efectuadas en dicha circunstancia por parte de la Inspector Manzanelli, pues de las mismas surge que la nombrada solicitó colaboración del SAME en reiteradas oportunidades –únicamente- respecto a Pérez, haciendo caso omiso a las preguntas efectuadas por personal del comando, quien –insistentemente- requiere que indique el estado y tipo de lesiones que presentaba Romano.

En este terrible relato además la víctima había llegado herida, con seis cortes en el cuerpo (cuatro en el torax y dos en las muñecas) y fue hacia el patrullero bañada en sangre, especialmente en sus manos. Los peritos pudieron determinar que las lesiones probablemente hayan sido autoinflingidas y con el arma blanca que portaba en ese momento Romano. También se confirmó que ninguna de esas heridas eran mortales. Y que el remisero estaba en un estado “normal”. Un rato antes del episodio con los tres policías, a quienes no conocía, Romano compró una bebida isotónica en un super chino y bromeó con la cajera. Y 15 minutos antes de morir le escribió a su jefe que tenía para dos horas más de espera de un pasajero en Villa Crespo, barrio de esta Ciudad.

La victima intentó levantarse del suelo varias veces. Según declaró ante la jueza un testigo, Pérez le apuntó y le gritó nuevamente “alto, hijo de puta” y luego le pegó una patada en la cabeza con total impunidad. El remisero recién soltó el arma blanca que llevaba (con una hoja de siete centímetros de largo) inmediatamente después de la patada, cuando producto de una secuencia de cinco disparos seguidos, su cuerpo sufrió espasmos. Como coartada López había dicho que esa ráfaga de balas fue porque Romano le lanzó el cuchillo, pero las filmaciones demostraron que no fue así.

A lo que Manzanelli, jueza de la causa, responde que si bien el agresor se hallaba herido, lo que importaba era el personal policial; circunstancias que –a su vez- se contraponen con lo declarado, en cuanto afirmó que no efectuó modulación alguna”, dijo la magistrada.

 

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