Por una decisión judicial, el predio en el que funcionaba un taller clandestino, donde murieron 6 personas, fue devuelto a sus dueños.
Una de las sobrevivientes del taller clandestino, luego de enterarse de la noticia, dijo a medios periodísticos: “Me enteré que les dieron la llave y me amargué mucho. La justicia tuvo 13 años para investigar lo que pasó. Nosotras contamos que los vimos en el taller, que los dueños sabían perfectamente lo que pasaba”.
Los dueños del terreno donde funcionaba un taller clandestino, ubicado en la calle Luis Viale, son Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, y por decisión de la justicia, les fueron devueltos.
En el año 2006, el taller textil se incendió, y causó la muerte de 6 personas: una mujer de 25 años embarazada, dos adolescentes y 3 niños.
El incendio del taller se llevó la vida de: Juana Villca Quispe, Wilfredo Quispe Mendoza, costurero (15 años), Elías Carbajal Quispe (10 años), Rodrigo Quispe Carbajal (4 años), Luis Quispe (4 años) y Harry Rodríguez Palma (3 años).
Ahora la justicia toma la decisión de devolverles el terreno a sus dueños, hecho que causa indignación en los sobrevivientes y las diversas organizaciones que estuvieron cerca en el tiempo que duró el juicio, en el que, únicamente, fueron condenados los capataces del taller por “reducción a servidumbre en concurso con estrago culposo seguido de muerte”.
Juan Vásquez -del colectivo Simbiosis Cultural, que surgió después del incendio, e integrante de la cooperativa textil Juana Vilca (en homenaje a la joven fallecida)- expresó a medios de prensa: “Lo primero que queremos es ver condenadas a estas personas contra las que la Justicia se negó a avanzar a pesar de los testimonios (…) Y segundo, que (el espacio) se convierta en un lugar de formación y memoria para que no vuelva a ocurrir“.
Expresamente el mandato judicial dispuso entregar a los dueños “en carácter definitivo” el inmueble de la calle Luis Viale 1269/1271, y “la totalidad de las máquinas, mercadería y demás efectos muebles que aún quedan en el interior del taller emplazado en ese domicilio en carácter de depositario judicial”. Como paso previo a la entrega, ordenó que la Policía de la Ciudad con jurisdicción en ese domicilio realice un inventario completo de los elementos que permanecen en el interior de la vivienda en cuestión.
Gabriel Chamorro, uno de los abogados querellantes, dijo la reciente devolución del inmueble está vinculada al sobreseimiento dictado en mayo pasado por el juez Alberto Baños. En aquel momento, el titular del Juzgado Criminal y Correccional 27, sobreseyó a Fischberg y a Geiler, dueños de las marcas para las que trabajaba el taller textil, porque entendió, al igual que la fiscal Betina Vota, que no había elementos probatorios de que los dueños conocieran la situación del taller clandestino.
Además Chamorro, explico que “El tribunal (que en 2016 había condenado a los encargados) había ordenado investigar a los dueños después de la sentencia contra quienes dirigían el emprendimiento, porque en el juicio aparecieron nombrados. Los testimonios hablaban de que conocían la actividad que se llevaba adentro del taller. Los vecinos los conocían y era imposible que desconocieran la situación de irregularidad de quienes vivían ahí, porque había sido habilitado por los dueños para cinco máquinas y les estaban vendiendo una producción que no podía reflejar el trabajo de cinco personas”. Y agregó que “hubo argucias legales como la cesión a favor de los hijos, que los beneficiaron”.
Por su parte, Lourdes Hidalgo, una de las sobrevivientes del incendio ocurrido en el taller textil clandestino, ocurrido el 30 de marzo de 2006, manifestó que “Me enteré que les dieron la llave y me amargué mucho. La justicia tuvo 13 años para investigar lo que pasó. Nosotras contamos que los vimos en el taller, que sabían perfectamente lo que pasaba, y sin embargo no pasó nada”.
